Illegal no. Indocumentado

Por decisión particular he decidido ser un "sin papeles" en Europa. No, no estoy loco ni soy un temerario o un asocial. Tengo plena conciencia de las
limitaciones que implica mi decisión y los peligros que acarrea. Cada amanecer despierto con la posibilidad en mente de que quizá ese será mi último día en este continente porque la deportación es un fantasma latente, pero nada hago para que mi situación legal cambie.






Me explico : Como todos en este país, vivo y pago por ese derecho, como muchos tengo familia y realizo actividades normales para un ciudadano típico, voy al cine de vez en cuando, me tomo un par de cervezas algún viernes con amigos en tal o cual bar, también trabajo toda la semana en un sitio donde cumplo a cabalidad mis funciones y mis empleadores, por acogerme infringen la ley y de paso se ahorran unos centavos en seguros e impuestos. Es este, con conocimiento de causas y efectos, un contrato tácito que respetamos desde hace mas de un lustro. Para llegar a cualquier sitio debo subir a un bus pagando el pasaje determinado.

Incluso diré que cuando puedo, comparto un plato con alimento con algún mendigo que encuentro por la calle. He aprendido a adaptarme al medio hasta el punto de pasar desapercibido. Mis vecinos me conocen, los policías de la cuadra también, no me escondo de nadie ni de nada. Es decir, vivo legalmente, pero soy un indocumentado. Hasta este momento creo no haber quebrantado ninguna ley en este país excepto aquella que manda que me inscriba en una nómina de control.

Y allí está el meollo del asunto. Por qué debo enrolarme para ser vigilado, condicionado, normado, numerado como res, definido como foráneo, etc. ; si como estoy vivo tranquilo ?. Qué me importa ser mas o menos legal que los delincuentes que gobiernan y hacen la guerra o los vagos aquí nacidos y que son, según la ONU una lacra social ?. Dice mas de un ser humano un permiso de residencia que todo lo que éste debe hacer para poder sobrevivir en forma digna. Pues por aquello he tomado la decisión soberana y rebelde de ser libre.

De seguro los legalistas y defensores de las normas estatales se escandalizarán con esta misiva. Pero me da igual. Y les respondo tal como lo hice con un na tural de esta región cuando me dijo que yo era un invasor en su país. . Respondí simplemente : Soy un ser humano, este es el planeta tierra ; ergo, estoy en casa.